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El nuevo dato del Covid que ahora mide el grado de temor al contagio

La demanda de vacunas se duplicó en el país en los últimos 20 días. Y en la última semana se disparó un 500 por ciento en la Ciudad.

A partir de la segunda quincena de noviembre, y más aún en la última semana del mes que acaba de terminar, hubo una bisagra en el curso de lo que todavía llamamos pandemia. Para parafrasear a un prestigioso científico argentino cuya identidad se mantiene en reserva, “el R cagazo” aumentó considerablemente con la nueva suba de casos de Covid. Y la gente se volcó otra vez a vacunarse.

Se podría hablar de un “lado positivo” -si es que algo de todo lo que sucede sanitariamente en el mundo desde diciembre de 2020 lo merece- de lo que tendería a erguirse como el inicio de una nueva ola de Covid, con la cantidad de contagios registrados semana a semana creciendo por encima del cien por ciento tanto en la Ciudad como en la provincia de Buenos Aires.

El concepto “R cagazo” fue acuñado como una ironía en medio del drama. Había surgido en los primeros tiempos de la pandemia, en plena cuarentena. Como se recordará, el “R” implica el número de casos que en promedio son causados por una persona infectada durante el periodo de contagio. Cuando sube el “R”, más rápido sube la curva.

Aquella idea metafórica se refería, entonces, a que si el “R” subía la gente iba a estar más predispuesta, por temor al contagio, a quedarse aislada en su casa en lugar de querer salir a la calle a realizar sus actividades, sobre todo en tiempos en que la vacuna no existía. Ahora esa misma lógica parece imponerse al sube y baja de la demanda de dosis contra el Covid.

Ya no se informa oficialmente cuál es el valor del “R”, pero la población lleva casi tres años de pandemia y a esta altura del “posgrado” ha aprendido algunas cosas. Sobre todo cuando empieza a pasar que un amigo o un familiar se ha vuelto a contagiar de Covid. La enfermedad deja de ser entonces eso que por unos meses había amagado con cristalizarse en el pasado.

Fila para vacunarse el último miércoles en San Lorenzo. Foto: Luciano Thieberger

El próximo domingo habrá un nuevo parte que permitirá seguir sospechando qué sucede con el escenario epidemiológico. Lo de “sospechando” tiene que ver con que la cantidad de casos que se registran constituye una pequeña parte de la realidad, teniendo en cuenta que la mayoría de la gente con síntomas no se testea.

Según los últimos datos porteños, de cada dos personas que se hisopan una da positivo. Eso informaba el parte de la Ciudad del último lunes. Es decir, información vieja, por más que sólo tenga cinco días. Es probable que el próximo valor de positividad que se conozca se ubique por encima del 50 por ciento.

Por eso lo importante no es la cantidad absoluta de casos que se difunde a través de los partes, sino qué pone de manifiesto ese número: cuánto crece entre una semana y otra y, también, qué proporción de los testeos que sí se realizan dan cuenta de que los síntomas en estudio son efectivamente de Covid.

Todo este escenario determinó una reacción social que ya empieza a arrojar un dato objetivo: si se toman en cuenta los últimos veinte días, la cantidad de vacunados diarios en el país se duplicó con respecto a lo que sucedía en los meses de septiembre y octubre.

El promedio de vacunados cada 24 horas entre el 10 y el 30 de noviembre fue de 28.772, cuando en los dos meses anteriores esa cifra había sido de 14.260. Si el territorio se acota a la Ciudad de Buenos Aires, la cantidad de inoculaciones pasó de mil por día la semana pasada a 5.000 por día esta semana, según datos oficiales.

Gente que concurrió este jueves al Centro Islámico a vacunarse. Foto: Maxi Failla

Eso se vio reflejado en las colas de hasta dos horas que hubo, por ejemplo, en Palermo, de gente que fue a vacunarse sin turno. La decisión de la concurrencia espontánea había surgido a comienzos de noviembre, justamente cuando la demanda de vacunas todavía seguía siendo muy baja.

Desde la Ciudad dijeron que no planean cambiar otra vez la modalidad de que la gente pueda ir a vacunarse sin inscripción previa, pero adelantaron que ya están analizando la posibilidad de volver a ampliar la oferta de vacunatorios, lo que se agregaría a la suma de capacidad operativa en las postas hoy existentes.

Además del aumento de la demanda de terceras y cuartas dosis entre aquellos que las habían demorado, lo que se advierte -sobre todo- es la demanda de quintas dosis (o tercer refuerzo). En apenas 48 horas, el saldo de vacunas aplicadas a los que ya tenían cuatro pinchazos pasó a nivel nacional de 208.312 a 261.356.

Eso no sólo significa un total de 53.044 quintas dosis que se sumaron a la estadística en tiempo récord, sino que en estos últimos dos días se aplicó el 25 por ciento de todas las quintas dosis que se habían administrado hasta ahora, según consigna el Monitor Público de Vacunación.

A juzgar por este panorama, las vicisitudes del “R cagazo” seguirán dominando las decisiones sanitarias individuales. Ahora, con el escudo clave de la vacunación, que permite disuadir el temor y seguir adelante, sin tener que volver a someterse a restricciones sociales inéditas como las padecidas en lo peor de la emergencia.

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